El cuadro se convierte en un lugar de encuentro donde se desarrollan pequeñas historias.
Durante el primer encierro entrego una interpretación del cuento de Horacio Quiroga el Almohadón de Plumas y recuerdo el azul de mis alpargatas así como el color de mi propia sangre,
luego, de color en color, veo algunas películas animadas de Oskar Fishinger y la secuencia del bosque de Blancanieve y los siete enanitos que pensé que era suya.
Los hermanos Korda a través de un juego de prismas revivieron mi memoria y mi alegría infantil al ver este mundo en Technicolor y esta exuberante jungla recreada desde cero en el estudio.
Tomo lápices de colores, la herramienta más cercana a la infancia, y enlazo las formas entre los torrentes de colores y los elementos cambiantes que contrastan sobre el dosel de gouache de un bosque esmeralda.
Pinturas para descubrir del 5 de febrero al 12 de septiembre en el Jardín Botánico de Burdeos
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