De su paso por el penal de Olmos (1946-1958) sólo quedan algunas piezas. La mayoría de las obras han sido destruidas o perdidas.
Los improbables marcos dañados y tambaleantes reflejan los proyectos de pintura abortados del artista: "es porque para terminar algo, al menos hay que empezarlo", diría con ironía. Porque Castel está en permanente renuncia y negación. Lo imaginamos frente a los elementos dispersos de su pequeña fábrica: contempla y proyecta lo que “eso” podría dar, abre todo un campo de posibilidades pero ya no emprende nada que no lleve al final.
Al leer su obra, se percibe la necesidad que tiene de evitar el irreparable momento de atrocidad, ese día que habrá sido, según él, “el día en que la tierra cedió bajo sus pies. »
Quand il achève son œuvre emblématique Hasta el Sol Está Quebrado (même le soleil est brisé), son soleil qu'il voulait « aussi beau et lumineux qu'un Van Gogh », il découvre un soleil noir qui a absorbé toute couleur et toute émanation de vida.
En este momento deja el hábito del pintor para convertirse en el artista que conocemos hoy.
Su celda, a la vez lugar de experimentación y espacio para la mirada, parece suspendida en el tiempo, como esas telas colgadas de marcos frágiles, restos o mortajas empapadas de barro que han alcanzado una rigidez de muerte.
Los propios marcos invitan a recomponerse en el espacio, a multiplicar una mirada por fragmentos.
Caminamos por un camino angosto entre la vida y la muerte. El cuerpo se detiene y la mirada en la penumbra se vuelve hacia un sol negro, formado por un mosaico de cajitas teñidas con betún.
En contraste, las bandejas de cerámica blanca horneada brillan con motivos abstractos mezclados con pinturas o grabados que representan hechos misceláneos que Castel anotó como testimonio de las atrocidades del mundo.
Los grandes paneles de tierra colocados contra las paredes evocan las estelas conmemorativas a las de las estatuas de Buenos Aires dedicadas a los héroes históricos, que diseñó Castel.
Castel parece perseguir en su arte un amor imposible, revisita a través de sus producciones una memoria andrajosa formada por fragmentos de imágenes y retazos de pensamientos. Los recuerdos de los niños se mezclan con los del presente. Las imágenes son incoloras. El gris sucio y terroso cubre todo a su paso. "Somos sólo pálidos reflejos de nosotros mismos que avanzamos en la oscuridad sin rumbo y sin razón", dirá.
"Yo también pienso en usted", una simple frase inscrita en una placa de cerámica a modo de epitafio o reminiscencia de la correspondencia con la mujer amada, parece sellar para siempre su destino como artista.
Benedikt Deplazes
Redes Sociales
Datos
news bio / contact