A partir de 2021 y alrededor de 2022
Pintar sobre un lienzo sin enmarcar le roba su tensión y flexibilidad. La tela ya no contraataca. La espontaneidad y los rebotes aleatorios contribuyen a las derivas del pincel y debilitan el tacto.
Pintar sobre un lienzo estirado con grapas me libera de la engorrosa restricción del marco. Suelta o liberada sería mejor término, el lastre me tendía a desgastar como ocurre actualmente con los lienzos del Jardín Botánico que ya no llegan a casa. El tamaño de mis telas me recuerda la sensación de fracaso de no tener un espacio de trabajo lo suficientemente grande como para poder expresar un trabajo que sea sobre todo inmersivo. Veo esta fotografía de Miró en un hangar de aviones con un marco monumental a sus pies y luego miro mis dibujos en mis cuadernos.
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