Carretera lateral, carril bici n°5 por la rue Dandicolle hacia el campus de Carrère, rue de Bethmann, Hôspital Pellegrin y luego Charles Perrins. El campus finalmente aparece. Las estructuras, los edificios se vinculan y superponen en la mirada. El mismo camino siempre diferente, cada día. No avanzo, me empantano en temas de saberes perdidos. Todo es dosificación y minuciosidad lo cual no es la base de mi práctica donde me gusta dejar espacio a lo inesperado, a la sorpresa.
Aparece finalmente la cúpula del centro de investigación genómica, contigua al anfiteatro. Una ambientación digna de las Crónicas marcianas, ¿es de la misma época que Meriadeck? Sala técnica en la planta baja del anfiteatro I. Las clases de medicina arriba, terminé entendiendo ciertas cosas. La biología es una ciencia vertiginosamente compleja, estoy tomando mi bachillerato nuevamente este año. Las ecuaciones diferenciales ya no están en el programa, se mantiene el ciclo de Krebs. Perfecciono mis tinciones de Gram sin engordar demasiado. Todavía no puedo acostumbrarme a ver sangre.
El CROUS al mediodía, los miles de estudiantes, la insípida comida industrial vendida a alto precio.
Imposible tomar un café sin sésamo magnético.
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